lunes, 27 de junio de 2011

CÓMO PREPARAR LOS EXÁMENES DE SEPTIEMBRE





Si lees estas recomendaciones es porque, desgraciadamente, no has podido aprobar todas las asignaturas en Junio, como hubiera sido deseable. Por las razones que sea –quizá la más importante de todas es que no has estudiado ni trabajado lo suficiente- has desaprovechado esa oportunidad. Eso hace que no estés ahora quizá en las mejores condiciones de ánimo para afrontar la segunda oportunidad que te ofrecen los exámenes de septiembre.

Pero no tienes más remedio, si no quieres volver a suspender, que sobreponerte a esa situación y poner los medios para que no vuelva a repetirse. Una mala experiencia en cualquier terreno de la vida puede hundirnos o puede darnos fuerzas para superarla. Ahí es donde se demuestra la capacidad personal y el carácter. Y seguro que no andas mal de ambas cosas.

Naturalmente no es lo mismo preparar una o dos asignaturas, sabiendo que incluso en el peor de los casos, pasarás de curso, que tener que preparar cinco o más asignaturas temiendo que, si  no las apruebas,  tendrás que repetir curso  o, si ya lo has hecho, que tendrás que pasar con varias pendientes. Desde luego no es lo mismo, pero no tienes más remedio que afrontar tu situación concreta, mejor o peor,  con la mejor voluntad posible. Los partidos, como bien sabes en esta época de campeonatos de fútbol, también pueden ganarse en la prorroga o con penaltis. Hay que conservar la fe en uno mismo hasta el último segundo.

Una cosa es cierta: cualquier alumno, a no ser que tenga un retraso escolar escandaloso e insuperable, -lo que puede ocurrir si no ha hecho nada durante todo el Curso-, si estudia y se prepara bien, puede aprobar en Septiembre. Cualquier profesor sabe por propia experiencia que eso es posible incluso con alumnos que han suspendido la mayoría de las asignaturas. Pero posible no significa ni probable ni fácil. El aprobado en Septiembre no es un regalo, tampoco es fruto de la suerte: es una recompensa al esfuerzo.

Y el esfuerzo lo tendrás que hacer en cualquier circunstancia: En casa sin ayuda, en casa con la ayuda de un profesor particular, en casa con la ayuda de tus padres o de tus hermanos mayores –te pueden ayudar mucho más de lo que tú supones, con su conocimiento, con su experiencia o con su ejemplo-, en una academia, en el pueblo, en el apartamento de la playa… En cualquier sitio es posible estudiar. Pero debes hacerlo  sin convertir tu vida ni la vida de los que te rodean en un martirio. Pese a tus suspensos, tu familia tiene derecho a unas vacaciones. Se las han ganado, pero mal podrán disfrutarlas si tienen que estar  recordándote a cada rato que debes estudiar para aprobar.

Naturalmente  que no te resultará  fácil conseguirlo sin dedicar muchas horas de estudio y de trabajo en el verano. Y como todo el mundo sabe, el verano no es la mejor época del año para estudiar. Es la mejor para divertirse, para disfrutar de la vida, para pasárselo bien, pero no para estudiar, máxime cuando otros  a tu alrededor no tienen que hacerlo porque, más afortunados que tú, han conseguido aprobar en Junio. Bien, si piensas en eso, no vas a conseguir más que amargarte… y no estudiar.

Mejor, sé positivo, déjate aconsejar y sigue algunas recomendaciones  útiles que tienes en la otra cara de esta hoja. No proceden de ningún estudio científico, pero tampoco de ningún libro de magia. Si bien lo miras son simples muestras  de sentido común.


RECOMENDACIONES

-Estudia todos los días, incluso los sábados por la mañana. Los domingos y fiestas date un descanso.  Las rutinas ayudan a consolidar los hábitos, también el del estudio.

-Estudia todas las asignaturas que te hayan quedado, no solo las que te gusten más o las que te resulten más fáciles.

-En el caso de que te hayan quedado demasiadas asignaturas, puede ser una apuesta inteligente concentrarte en un número de materias suficiente para pasar de curso. Naturalmente eso supone el riesgo de acertar... o de equivocarse, como en cualquier apuesta.

-Estudia, siempre que te sea posible, en el mismo lugar, con preferencia tranquilo y alejado de tentaciones (consolas, aparatos de música, etc.) Ten a mano todo lo que necesites para no tener que levantarte demasiado, pero haz pausas cortas cada cierto tiempo.

-Estudia todos los días a las mismas horas, preferentemente a primeras horas de la mañana, después de darte una buena ducha y de tomar un nutritivo desayuno. Hace mucho menos calor, tendrás más energía y, cuando termines, aún podrás disfrutar del resto del día para ir a la piscina, a la playa o donde te apetezca. Hasta el día siguiente.

-Cuando se estudia se estudia de verdad., no se hace “como que se estudia”. Esto quiere decir que uno debe concentrarse en lo que hace, no perder el tiempo en distracciones ni con “aparatitos” ni con “bobaditas”. Aparentar que se estudia es más fácil que estudiar de verdad, pero ¿para qué sirve? ¿Queremos engañarnos a nosotros mismos? El jugador de fútbol en el campo debe estar atento a la pelota, no distraerse con la publicidad de las vallas  ni con los aviones que pasan por encima del estadio. Eso, claro, si quiere ganar el partido. Si no…

-No estudies a lo tonto, hazlo con cabeza: hazte resúmenes de los temas o repásalos si ya los tienes hechos. Es el momento de recordar que todos los profesores han resaltado más algunos contenidos que otros o te han dado orientaciones prácticas que, aunque no las hayas seguido antes, pueden resultarte muy útiles ahora. Más vale tarde que nunca.

-Y, por supuesto, preséntate a los exámenes de septiembre. Muchos no se molestan ni en hacerlo. Los exámenes no son, ni de lejos, una lotería, pero aunque lo fueran, si quieres que te toque, tienes que sacar el boleto.

POR ENCIMA DE TODO, CONFÍA EN TI: QUE HAYAS SUSPENDIDO EN JUNIO NO SIGNIFICA QUE NO SEAS CAPAZ DE APROBAR EN SEPTIEMBRE. DEMUÉSTRATELO A TI MISMO Y DEMUÉSTRASELO A LOS DEMÁS.



No hay comentarios:

Publicar un comentario